martes, marzo 25, 2008

Campo de acción

Este fin de Semana Santa en cierto modo no me hubiera molestado tanto que me corten la ruta, porque entiendo las razones y la impotencia que mueve a los productores. Aunque, seamos sinceros, a nadie le gusta que le corten la ruta, es ilegal y no está bien hacerlo. Es más, creo que es innecesario cortar la ruta si todos o la mayoría los productores y gente de zonas rurales están de acuerdo con el paro del campo, entonces dejar pasar o no al resto no afectaría, pero el que lo hagan de esta manera demuestra lo desesperados que están, gente que habitualmente no se maneja de esta manera.

Estoy totalmente de acuerdo con las razones del paro, que tienen que ver con impuestos confiscatorios a pequeños productores, y no confundamos los grandes agricultores de la soja y sus grandes ganancias, con los pequeños criadores y tamberos. Criar una vaca debe ser una de las pocas inversiones a largo plazo en un país donde todos quieren hacerse ricos enseguida. Los costos, esfuerzos y cuidados que lleva criar ganado bovino son mucho más altos en proporción para los que tienen 30, 40 o 60 hectáreas que en otra época hubieran sido considerados como no viables, que lo que resultan para los grandes productores, que por otra parte tienen más posibilidad de diversificarse o aún pasar directamente a dedicarse a a la agricultura.

Esta gente que está haciendo paro depende para vivir de lo que produce el campo, directa o indirectamente, y ve que los impuestos que le cobran son no coparticipables, es decir no vuelve en servicios a la provincia y los municipios, o en el mejor de los casos va a donde el gobierno nacional le conviene que vaya con los favoritistas "anuncios K". En cambio las provincias petroleras reciben regalías por el petróleo que se extrae de su suelo.

Ahora queremos poner precios máximos a la carne. ¿Qué precios máximos vamos a poner cuando ya no tengamos más ganado bovino porque nadie va a querer invertir en criarlo?

Hagamos una política que estimule la cría de ganado para que haya más oferta y bajen los precios. Mientras se incrementan los stocks ganaderos, usemos parte de las retenciones para subsidiar el consumo interno, o busquemos otros mecanismos pero la peor idea posible es cerrar las exportaciones, lo que perjudica al país ante el resto del mundo. Por medidas así, avanza la competencia de Uruguay y Brasil que se queda con nuestros mercados y la Argentina retrocede, porque los compradores pierden la confianza en nuestro país.

El paro del campo es un movimiento popular, no es un problema de clases ni del campo contra la ciudad. Lo que plantean es para el bien de todos. No es sabio por parte del gobierno usar a sindicatos para romper los cortes (que otras veces los provocaron), buscar una división entre las organizaciones agrarias, o reprimir con la gendarmería cuando siempre predicaron la no represión.

1 comentario:

Ps Pablo G. Leonardi dijo...

Más allá de la declamación

Cuando vemos a diario las mil formas en que se expresa la pobreza, no podemos menos que conmovernos. En realidad, se necesitan acciones que trasciendan la declamación y acierten con respuestas a la problemática. Aunque en el corto plazo resulta importante que el Estado garantice la subsistencia de los sectores carenciados, no convence la idea de ampliar los montos económicos destinados al reparto de dinero (ni en efectivo, ni en chequeras, ni en bonos de ninguna especie). Son paliativos que no ofrecen salida. El trabajo cotidiano dignifica. Se necesitan medidas que alienten a los sectores más pujantes de nuestra economía, para que con su crecimiento sostengan un aumento en los niveles del empleo. La generación de nuevos puestos de trabajo no es compatible con la proliferación de medidas confiscatorias (como las retenciones al campo). Cuando se exceden los niveles impositivos aceptables, se entorpece el crecimiento genuino. No se obstruye solamente la economía agropecuaria, también la industria metalmecánica, las empresas químicas, etcétera. Es una cadena que va perjudicando, eslabón por eslabón, a todos los sectores. ¿Por qué no invertimos más en educación? ¿Por qué no promovemos que la riqueza se consiga con el esfuerzo y el trabajo? ¿Por qué razón es necesario incentivar la subsistencia desde la dádiva? ¿Acaso el país se beneficia con medidas como éstas? ¿O son los libradores de cheques quienes suman adhesiones a costa de la necesidad de los humildes? "Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida", dice un proverbio chino.

Pablo Leonardi