domingo, julio 06, 2008

Actos políticos o actos de gobierno


Hoy parece que todo el problema del país pasa por una resolución ministerial. En parte, porque la fuerte reacción de los pueblos del interior, y su respaldo por parte de la clase media de las grandes ciudades, puso aún más en evidencia una serie de problemas del supuesto buen momento económico que vivía el país hasta el 11 de marzo. En lugar de desviar la atención, como hubiera preferido el Gobierno, atrajo a la opinión pública hacia problemas como el endeudamiento, la inflación, la política cambiaria, el agravamiento del progrema energético, y proyectos cuestionables como el tren bala. Y principalmente sobre la principal justificación para la resolución, la distribución del ingreso, que no se hizo en 5 años de gobierno kirchnerista.

El conflicto también puso en evidencia un doble estándar oficialista en lo que hace a las protestas sociales y los cortes de ruta, dependiendo de dónde vengan. No sólo por el reclamo del campo sino por la menos difundida pero muy dura represión a manifestantes en La Quiaca, por uno de los gobiernos provinciales afines.

Más allá de algunos viajes, inauguraciones, anuncios y actividades protocolares, y de los discursos y decisiones que ya conocemos con referencia al conflicto del campo, la Presidenta parece no estar dedicándose a los actos de gobierno sino a los actos políticos, a los que también es afecto el presidente y en ese sentido es promotor de diversas carpas, y actos con o sin su presencia, con elencos de dirigentes según el libreto de cada uno. Él cuenta con elencos transversales, justicialistas, y temáticos para cada ocasión y si uno de ellos se desgasta y satura a la opinión pública con sus excesos verbales, Kirchner tiene a otros para reemplazarlo.

En vista de lo ocurrido en los últimos días, parece que si bien tanto la presidenta como el ex realizan actos políticos, los actos de gobierno pasan por Néstor Kirchner, que además no sólo abarcan al Poder Ejecutivo que nominalmente está a cargo de su esposa: Presiona a los jueces por los cortes de ruta. Ordena a los presidentes de bloques para que no se cambie una coma al proyecto oficial. Amenaza a los diputados. Recrimina a los ministros.

En cuanto a los actos políticos de un presidente del antes despreciado PJ que creyó que le iba a dar más poder pero en realidad terminó dañando, viene organizando un acto político por semana, atrayendo la atención de los medios, condicionando y desautorizando de algún modo a su propia esposa, con una conferencia de prensa realizada dos horas antes del discurso de la Presidenta. El diálogo con el campo y el debate en el Congreso fueron teñidos de declaraciones violentas por parte de los pocos dirigentes que se animan a salir a los medios porque son los que menos tienen que perder con el desgaste a que los somete su jefe el ex presidente, dirigentes o seudo dirigentes que sólo pueden llegar a un cargo escondidos en una lista sábana, personajes que le bajan mucho el nivel al debate, y a falta de propuestas lo llevan a un terreno de división de la sociedad, que es donde se sienten más a gusto.

Ya que no supieron demostrar que pueden solucionar un conflicto mediante la negociación, el gobierno de los Kirchner por lo menos debería haber dejado que el gobierno debatiera en forma independiente el proyecto que le enviaron. Y mientras tanto, dedicarse a realizar más actos de gobierno y menos actos políticos para solucionar tantos problemas que tiene la Argentina.

Ahora que su proyecto fue aprobado tras fuertes presiones sobre los diputados, especialmente sobre sus partidarios y aliados, el kirchnerismo debería replantear su estrategia: Por triunfar en una resolución, terminaron fracturando primero la transversalidad, y luego el PJ. Esperemos que el despotismo K respete por lo menos su propia gobernabilidad y no fracture su propio gobierno. Esperemos que el próximo a derrumbarse glaciar Perito Moreno no sea un símbolo de la situación del gobierno, con la diferencia que aquél, como fenómeno natural, está sujeto a leyes naturales explicables racionalmente, lo cual no parece ocurrir con las erráticas decisiones de la pareja presidencial.

Daniel Pecheny